No me decidía a escribir estas
líneas, pero creo que es el mejor modo de asimilarlo todo definitivamente.
Cada persona tiene sus
preferencias, pero en estos casos no hay colores, una pérdida siempre
entristece y une más a la gente. Sabía que este año sería el primero desde 2014
que no iría a Montmeló, porque al adelantar la primera etapa del Mundial de
Motociclismo una semana, me coincidía con exámenes.
El viernes 3 de junio en sí, desde por la mañana, fue
duro, porque nada más salí del examen oral del B1 de inglés en la EOI de
Benidorm, mi padre me estaba esperando para irnos a Valencia porque el único
examen que me quedaba para terminar la carrera era esa misma tarde. Ese día
solo vi los primeros entrenos libres de Moto3, y porque fueron antes de salir
de casa. Se puede decir que seguía el resto de los entrenos por la mañana vía
twitter y lo que iban comentando por WhatsApp.
Cuando llegué a Valencia, solo tuve
tiempo de comer, y luego me fui pitando a por el bus para ir a la facultad a
hacer ese último examen de la carrera. No vi el móvil hasta las 17:00, que
hicimos una pausa tras las dos primeras horas de examen; ahí me enteré del
accidente de Luis Salom, pero no pude leer nada porque quería intentar
centrarme en la otra mitad del examen, y volvimos a entrar para
continuar. No hacía más que desear que no fuese nada grave y, al salir del
examen sobre las 19:20, en cuanto abrí WhatsApp no lo podía creer (o no quería
creerlo). Me quedé paralizada, pálida, y no tenía ni fuerza para bajar los
cuatro pisos que quedaban hasta salir a la calle. Durante todo el trayecto de
vuelta a casa intenté asimilarlo, pero me parecía tan raro que no podía. No
tenía expresión. Nada más vi a mi madre se lo dije, ella también se entristeció.
Yo no podía entrar en redes sociales,
no tenía fuerzas para leer nada. Vi el momento en que en Movistar daban la
noticia, y el vídeo que le hicieron a Luis y ahí no pude más… es tan injusto
que un muchacho de 24 años perdiera la vida así, haciendo lo que más quería… Fui
a descansar para estar bien al día siguiente, que tenía otro examen, pero
estuve desde que me levanté y todo el día dándole vueltas en la cabeza a lo
corta (y a veces injusta) que es la vida… Y ese día tampoco pude ver nada.
El domingo de carreras fue duro,
muy duro. Ya de vuelta en Altea, estábamos mi madre y yo viendo el previo, y
ver en el minuto de silencio a todo el equipo y a todos los que forman parte
del mundial, destrozados, nos partió el alma. Ver que estuvo presente en cada
podio, en cada victoria y en cada uno de sus compañeros, hizo que no notásemos
tanto su ausencia en la carrera de Moto2. Ver todos los gestos, los actos, ver
que el motociclismo en estos casos no entiende de colores, nos puso las emociones a flor de piel.
Ese día no importaba nada, todos pensaban en él y en hacerlo lo mejor posible
por él.
Tuve la suerte de ver a Luis en
cada GP al que he ido, desde Cheste 2013, cuando se jugaba el mundial de Moto3,
y hasta Jerez de este año. Siempre con su sonrisa y tan cercano a la gente.
Ahora puedo decir que, aunque me entristece no haber podido ir a Montmeló, creo
que también tuve suerte, pues si ya desde casa fue duro vivirlo, creo que allí
no hubiese podido, porque para una persona a la que le entusiasma este mundo
del motociclismo, una noticia así le cae como un jarro de agua fría.
Siempre
te recordaremos, siempre estarás presente en cada gran premio, siempre estarás
cuidando de todos ellos. Allá donde estés, cabalga
siempre, Mexicano.